Proposiciones crepusculares
El trabajo de Pablo Mora (Medellín, 1976) aborda desde sus inicios asuntos como la memoria con sus múltiples grietas y dispositivos; la condición temporal de la existencia; la inoperancia y fracaso del poder; el paso de la sociedad del control a la sociedad del espectáculo; la ausencia actual de horizontes ideológicos; el vacío y la fragilidad estructural de las instituciones. En una obra compleja que en ocasiones rechaza el estilo en pro de la coherencia conceptual y discursiva, los rasgos comunes o dominantes se identifican en preocupaciones como las mencionadas.
Para la edición nro. 13 de Programa C en el Museo de Arte Moderno de Medellín, Mora tituló su proyecto Proposiciones crepusculares. Desde una perspectiva formal, la obra tiene un doble despliegue: un componente objetual y tridimensional de tipo escultórico-instalativo, y un filme, bidimensional y completamente desmaterializado. De entrada entonces, este proyecto plantea un campo de dialécticas que funcionan ‒en términos poéticos y simbólicos‒ entre lo lleno y el vacío, lo tangible y lo inasible, la superficie y lo profundo, lo móvil y lo estático.
El componente escultórico-instalativo se configura a partir de una serie de estructuras verticales construidas mediante archivadores encontrados, intervenidos y ensamblados. Los archivadores ‒signos y símbolos por excelencia de la burocracia objetual y acumulativa‒ son aquí detritos dejados por un modelo productivo que es parte de un pasado reciente. El resultado es perturbador: grandes estructuras totémicas que superan la escala humana y que evocan edificios en proceso de degradación, en cuyo exterior se perciben las pieles metálicas cargadas de historia que aportan los objetos originales. Por otra parte, es prácticamente imposible asomarse a sus interiores, pues gracias al tipo de intervención pictórica realizada por el artista, los fondos absorben la luz casi en su totalidad. Mora propone una nueva suerte de íconos o símbolos sociales definidos a partir del desgaste externo en relación con un vacío estructural que les es constitutivo.
En segundo lugar, el filme. Realizado a partir de imágenes rodadas en un lugar en que el estado y sus estructuras se diluyeron completamente, esta pieza recoge la condición de lo ruin: despojos decadentes arrojados por la contemporaneidad sin gloria de una ciudad. Coherente con el componente instalativo, este proyecto fílmico se exhibe de un modo escultórico, en el que el gran formato de las imágenes proyectadas es potenciado por un audio compuesto de capas en el que conviven los sonidos urbanos, la música y discursos políticos. La obra deviene en una especie de nuevo archivo fílmico en que historia, poesía y horror convergen. Realizado en riguroso blanco y negro, las realidades ruines y vacías que presenta evidencian las contradicciones y fracasos de la planeación, del poder. El filme recoge un diálogo entre lo objetual, lo construido y lo estático, en relación con lo orgánico, móvil e inasible.
La propuesta artística de Mora es abierta y sus postulados nunca pretenden ser concluyentes. Por el contrario, su obra plantea preguntas agudas sobre cuestiones que afectan la condición de ciudadanos de un mundo en que el poder es cada vez más difuso, menos visible. Sea a través de la escultura o la imagen en movimiento, sus obras funcionan como dispositivos que provocan espacios de pensamiento crítico que contrarrestan las lógicas que se imponen desde los centros de poder.
Conrado Uribe
Curador
Twilight Propositions
The work of Pablo Mora (Medellín, 1976) has addressed, from the beginning, themes of memory with its multiple cracks and devices, the temporality of existence, the ineffectiveness and failures of power, the transition from a society of control to a society of the spectacle, the current absence of ideological horizons, and the emptiness and structural fragility of institutions. In a complex oeuvre that at times rejects style in favor of conceptual and discursive coherence, the consistent feature of Mora’s body of work is a concern with these issues.
For the thirteenth edition of Programa C at the Medellín Museum of Modern Art, Mora titled his project Twilight Propositions. From a formal perspective, the work has two aspects: a physical and three-dimensional component in the shape of a sculptural installation, and a two-dimensional film that is completely dematerialized. From the outset then, this project presents a field of dialectics that opens up, in poetic and symbolic terms, between the full and the empty, the tangible and the intangible, the surface and the deep, the movable and the static.
The sculpture-installation is configured by a series of vertical structures built from found filing cabinets that have been acted modified and re-assembled. The filing cabinets—signs and symbols par excellence of the object-driven, cumulative bureaucracy—become here detritus left behind by an economic model that belongs to a recent past. The result is disturbing: larger-than-life totemic structures that conjure degraded buildings on whose exterior we observe metallic skins loaded with a history contributed by the original objects. On the other hand, it is virtually impossible to take a look inside, since the artist’s intervention is such that the inside of the cabinets absorb light almost completely. Mora presents us with a new kind of icon or social symbol defined by external wear out in relation to a structural vacuum that constitutes them.
The second component—the film—is made from images shot in a place where the state and its structures are completely diluted. The piece plays upon the conditions of the meager: decadent spoils exuded by the inglorious contemporary city. Consistent with the installation, this film is exhibited in a sculptural fashion. The large format of the projected images is enhanced by an audio made up of layers in which urban sounds, music, and political discourses coexist. The work becomes a sort of new film archive in which history, poetry, and horror converge. Shot in rigorous black and white, the despicable and empty realities it presents evince the contradictions and failures of planning and power. The picture weaves a dialogue between the object, the built environment, and the static, in counterpoint to the organic, the mobile, and the intangible.
Mora’s artistic proposal is open; his postulates never intended to be conclusive. On the contrary, his work raises acute questions regarding issues that affect citizens in a world in which power is increasingly diffuse and invisible. Whether through sculpture or the moving image, his artworks function as devices that create spaces for critical thinking, counteracting the logic imposed from the centers of power.
Conrado Uribe
Curator